Pisto














Cubrimos de aceite de oliva virgen extra una sartén ancha, y la ponemos a fuego medio. Pelamos, lavamos y troceamos, en trozos muy pequeños, una patata mediana, y la incorporamos a la sartén, dejando el fuego medio o medio-alto (a mi me gusta que la patata quede un poquito tostada), la sartén la tapamos para que no se pierda la humedad de la patata, y no se queme rápido, y vamos pelando y cortando fino una cebolla, añadiéndola a la patata, y dejando el fuego medio. Échale un poquito de sal.
Mientras se están haciendo estos vegetales, vamos pelando y cortando dos calabacines medianos, con o sin piel, como te gusten, e incorporándolos a la sartén, vuelve a sazonar (un poco) y deja la sartén tapada.
Ahora hacemos lo mismo con una berenjena, tapando la sartén siempre después de añadirla.
Dejamos que se haga a fuego medio, y cuando todos los componentes tengan la textura blandita que queremos, echamos tomate frito, el que más te guste, y en la proporción que quieras. También se puede hacer con tomate natural o tomate triturado, pero por experiencia sé que el saborcillo del tomate frito les va a gustar mucho más a los críos.
Puedes apagar ya la vitro, pero no retires la sartén del fuego, que se vaya mezclando el tomate frito, aprovechando el calor residual de la placa. Remueve el contenido de la sartén para que se mezclen bien los ingredientes, y no haya trozos sin tomate.
Suelo acompañar el pisto con sachichas de paquete, para que los críos se lo coman bien, y añadir algo de proteina, de paso, pero a mi mujer le gusta más con un huevo frito.

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